Hagamos girar la rueda del comercio, el cual (visto desde un costado algo materialista) es el impulso que mueve al mundo. Y ya que estamos, hagámosla girar para un lado que nos resulte beneficioso a todos. Es verdad que actualmente se usa mucho la solidaridad, la ecología, la conciencia social, entre otras cosas, como mensajes publicitarios para una gran diversidad de productos. No creo que eso sea algo necesariamente malo, siempre y cuando la intención solidaria/ecológica/social/etc. sea real y no se quede únicamente en el mensaje.
Por ejemplo, el libro “¿Te puedo leer un ratito?”, de
Roca editorial, es una recopilación de cuentos solidarios que estará en las librerías el próximo 11 de octubre y cuyos beneficios se destinarán exclusivamente a la
Fundación Pequeño Deseo, dedicada a hacer realidad los deseos de niños con enfermedades crónicas o terminales. Es común que estos niños deseen conocer personalmente a los deportistas o artistas que admiran (y éstos últimos son solidarios y aprovechan para sacarse fotos mostrando que lo son; de nuevo, esto es algo bueno, siempre y cuando las fotos no mientan).
Pero otros niños tienen anhelos particulares. El de Judith era que se publicase un libro escrito por ella. En “¿Te puedo leer un ratito?”, ese deseo se cumple. Y además, colaboran en el libro numerosas celebridades: Miguel Bosé, Ángeles Caso, Ana García-Siñeriz, Cayetana Guillén-Cuervo, Carmen Posadas, Boris Izaguirre, Marta Robles y Belinda Washington. El prólogo es de Luis María Ansón, y las ilustraciones a color, de Eugenia Martínez de Irujo… más ejemplos de una simbiosis solidaridad/publicidad en donde todos salimos beneficiados.