2010-11-30

Escribiendo lo que nos hubiera gustado leer de chicos

La idea del título es la que aplicó el escritor mexicano Pablo Mata Olay para crear su obra “Llaves de Otros Mundos” y, con ella, ganar el premio literario Barco de Vapor en el concurso de literatura infantil que convoca desde hace quince años Ediciones SM México y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) de México.

A sus 28 años, Mata Olay presenta un libro producto en el que se detecta su influencia por el alemán Michel Ende, así como su afición por series como Los Simpson y en general su amor por el cine y la televisión, con una literatura plena de imágenes y vertiginosa en su velocidad narrativa. En Llaves de otros mundos, el autor nos presenta a Ana, una niña de unos once años cuya situación familiar se ve inmersa en una encrucijada: la inminente separación de sus padres. Ante ello, la protagonista emplea toda su imaginación para crear los mundos fantásticos que le ayudan en su lucha de supervivencia.


Dicen que cuando se escriben los primeros libros, es imposible dejar de ser un tanto autobiográfico. En este caso, no se da la excepción. “Yo viví una situación parecida a la de Ana, con el tema de la separación de los padres. En esos momentos es muy difícil y te sientes culpable y es muy necesario que te hagas de tus propias fantasías para plantarte en el mundo y seguir con tu vida”, comparte Mata Olay, quien afirma que fue fundamental la lectura de La historia interminable (Alfaguara) para sentirse parte del mundo.


“Cuando conocí a Bastián, me fue muy gratificante descubrir que no estaba solo en el mundo, que había alguien como yo. Eso es algo que a uno lo puede salvar como niño: el descubrir que no estás solo y que hay alguien como tú”, sentencia Mata Olay, quien confiesa que durante toda la etapa de secundaria se la pasó encerrado en su habitación. ¿Qué hacía enclaustrado? Ver la televisión, jugar Supernintendo y leer. Finalmente, el autor informa que ya se encuentra trabajando en la escritura de una nueva novela para niños y que ahora que “ya tengo dinero” se va a comprar una PlayStation.


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