Un cuento para que los chicos entiendan la importancia de un buen descanso, y de dormir por las noches el tiempo necesario.
Para chicas y chicos de todas las edades.
En un campamento apostado cerca de la playa, unos vikingos reunidos en torno a un fogón contaban historias de sus aventuras y sus conquistas bajo un cielo iluminado por una luna llena y luminosa.
“En una ocasión, tuve que pelear yo solo contra un fiero dragón, diez veces más grande que yo, y después de horas de batalla logré ahuyentarlo”, contaba Olaf, mientras mostraba orgulloso una amplia zona de su cabeza que carecía de cabello. “¿Ustedes creían que yo era pelado? ¡Pues no, una lengua de fuego escupida por aquella terrible bestia arrasó con la mayor parte de mi cabellera!”.
“Eso no es nada”, contestaba Erik, minimizando la hazaña de su compañero. “Hace un tiempo, tuve que defender a nuestra aldea del ataque de unos piratas. Como era de noche y todos en la aldea estaban durmiendo, me encargué de ellos yo solo. Eran muchos y muy aguerridos, pero los obligué a huir como cobardes. ¿Saben de qué está hecho el mango de mi hacha? ¡De la pata de palo del capitán pirata! ¡Con tanta rapidez tuvo que huir, que se la olvidó por el camino!”.