Este cuento infantil es un clásico entre los clásicos. El cuento de los 3 cerditos corto, o Los tres chanchitos, o Los tres cochinitos, es una fábula con personajes animales personificados. Las primeras ediciones datan del siglo XVIII, pero se piensa que la historia es mucho más antigua. El lobo y los tres cerditos cuento corto se popularizó en el folclore universal gracias a la versión de dibujos animados hecha por Walt Disney en 1933.
Para niñas y niños de 5 años en adelante.
En el medio del bosque vivían tres cerditos. El más grande se encargaba de buscar la comida y cuidar a sus dos hermanos menores, quienes lo único que hacían era jugar entre los árboles y con los demás animalitos.
El lobo y los tres cerditos cuento corto
Un día llegó al bosque un lobo feroz, y en cuanto vio a los tres cerditos gorditos (porque estaban muy bien alimentados) comenzó a planificar cómo atraparlos para comérselos.El cerdito mayor, que adivinó las intenciones del lobo, reunió a sus hermanos y los mandó a que cada uno construyera una casa para protegerse.
El cerdito más pequeño, que era el más vago de los tres, sólo pensaba en jugar y la sola idea de trabajar lo ponía de mal humor. Así que construyó una casa con juncos para hacerla rápido.
El cerdito del medio, al ver a su hermano jugando, apuró su trabajo e hizo su casa con unas maderas.
El cerdito mayor, en cambio, trabajó todo el día en una casa de piedras para que fuera más resistente.
Días más tarde, mientras los tres jugaban en el bosque, escucharon unos ruidos extraños y vieron unos arbustos moverse. Los cerditos menores no le dieron importancia y siguieron en lo suyo, pero el mayor, que era más precavido, se acercó a los arbustos y pudo ver la nariz del lobo asomándose por uno de ellos. Corrió tan rápido como sus pequeñas patas le permitían, y con la respiración entrecortada gritó:
-¡El lobo, el lobo!
Cada uno de los cerditos entró en su casa con mucho, pero mucho miedo.
El lobo fue hacia la casa de juncos, y el cerdito que estaba dentro se escondió temblando
y rogando que no le pasara nada.
-Soplaré, soplaré y tu casa derribaré- gritó el lobo. Sopló, y los juncos se desparramaron por el bosque.
El cerdito, totalmente indefenso, corrió a la casa de su hermano. Y de nuevo escucharon:
-Soplaré, soplaré y tu casa derribaré- y el lobo sopló sopló y no pasó nada, pero tomó más aire y sopló tan fuerte que las maderas cayeron unas encima de otras. Los cerditos salieron de entre las maderas y se encontraron con la cara del lobo hambriento; reunieron coraje y corrieron a refugiarse con el hermano mayor.
El lobo se encaminó hacia allí. Pero como esta casa estaba construida con material más fuerte, el lobo soplaba y soplaba, y no pasaba nada. Al darse cuenta de que no podía derribarla, se enfureció, buscó un tronco y subió a la chimenea.
Mientras tanto, los cerditos, guiados por el mayor, quien intuía la idea del lobo, llenaron una olla de agua hirviendo y la colocaron debajo de la chimenea de forma tal que, cuando el lobo bajó por ella, cayó dentro de la olla.
Los aullidos del lobo, al quemarse la cola, fueron escuchados en todo el bosque. Durante años los cerditos menores contaron las hazañas de su hermano mayor para echar al lobo, quien muy frustrado, nunca más volvió a molestar a los cerditos.
Versión en video de El lobo y los tres cerditos cuento corto:
Análisis de los valores del cuento corto El lobo y los tres cerditos
El cuento del lobo y los tres cerditos ilustra la importancia del esfuerzo y del trabajo. No es casual que las casas de los dos cerditos holgazanes acaben destruidas, mientras que la del cerdito trabajador sea la que aguanta. Esto resalta la importancia de esforzarse y de trabajar, cuando de verdad se quieren vencer todo tipo de obstáculos.
Este cuento también resalta el valor de la inteligencia. Ésta se muestra en el cerdito mayor, quien piensa con cuidado a la hora de elegir el material con el que fabricará su casa. Se decide por usar ladrillos, una vez que valora sus ventajas.
Un tercer valor que se muestra en el cuento es el del ingenio. Los cerditos logran librarse definitivamente del lobo, recurriendo al ingenio que vence a la fuerza.
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