Seguimos con la onda de las onomatopeyas. En este caso en un cuento con onomatopeyas muy sonoro, en el que se mezclan el timbre del colegio, el golpeteo de los tacos de una profesora desconocida y las bocinas de los autos. Las onomatopeyas aparecen resaltadas para que las puedas detectar más fácilmente.
Recomendado para chicas y chicos de 8 años o más. Escrito por Graciela Correa. Ilustraciones de Pablo du Mortier.
Era un día común de semana... de los más comunes. Iba caminando al colegio cuando, de repente, escuché un tic-tac y, al mirar mi muñeca, supe que tenía que apurarme para no llegar tarde. Un pip-pip al cruzar la esquina me dejó un poco sordo. Pero, al menos, me despertó del todo. ¡Glup!, ya casi daban las ocho. Riiiing, creo que llegué justito.
Entré al salón y alrededor de mí sólo habían ¡atchííís! ¿Qué les pasó a todos? Debe ser que no toman jugo de naranja como yo y se resfrían de nada. Yo seguía pensando en eso, cuando la puerta hizo ¡plaf! Era la directora, que había venido a contarnos que nuestra seño estaba enferma y que vendría una suplente por varios días.
Recomendado para chicas y chicos de 8 años o más. Escrito por Graciela Correa. Ilustraciones de Pablo du Mortier.
Descarga el PDF del cuento con onomatopeyas "Puf, qué día"
Era un día común de semana... de los más comunes. Iba caminando al colegio cuando, de repente, escuché un tic-tac y, al mirar mi muñeca, supe que tenía que apurarme para no llegar tarde. Un pip-pip al cruzar la esquina me dejó un poco sordo. Pero, al menos, me despertó del todo. ¡Glup!, ya casi daban las ocho. Riiiing, creo que llegué justito.
Entré al salón y alrededor de mí sólo habían ¡atchííís! ¿Qué les pasó a todos? Debe ser que no toman jugo de naranja como yo y se resfrían de nada. Yo seguía pensando en eso, cuando la puerta hizo ¡plaf! Era la directora, que había venido a contarnos que nuestra seño estaba enferma y que vendría una suplente por varios días.