2016-03-26

Desplegando las historias de los libros de Paul Johnson

Dicen que los libros desplegables logran fomentar la lectura haciendo que los chicos les pierdan el miedo a los libros. Si es así, las obras de ingeniería en papel de Paul Johnson son auténticos aliados de la lectura.

Los libros desplegables (también llamados libros “pop-up”) de Paul Johnson estarían perfectamente a gusto en un museo o en una galería de arte, pero para entender completamente el trabajo de Johnson es necesario ver el papel que juegan estas obras de arte en un aula. “Una mitad es trabajar con libros; la otra mitad es enseñar literatura a los chicos”, comenta Johnson, para quien los libros desplegables son una forma de lograr que los chicos se entusiasmen para leer y escribir haciendo que se interesen primero en el libro en sí mismo. Y estos libros consiguen entusiasmar a los chicos, no sólo por tratarse de obras de arte, sino más bien de obras de ingeniería inspirada.

2016-03-21

El cuadro que pintó el Sol

El sábado pasado, paseando sin rumbo por un shopping de Maschwitz, entramos casi sin querer en la galería del artista plástico Daniel Diotti. Después de mirar un rato largo sus luminosas obras, nos quedamos un rato aún más largo hablando de bueyes perdidos. Durante la charla se fue gestando la idea para este cuento, inspirado en el cuadro que lo ilustra (cuyo nombre fallamos en registrar).


Para todas las edades.

Era una tarde de sol otoñal. Sentado cerca de la orilla del río, Daniel preparaba sus elementos para pintar otro cuadro de un paisaje del Delta. Armó su caballete, colocó el bastidor con la tela bien tirante y se ubicó de cara al oeste. Miró al sol de la tarde. Dibujó el bosquejo del paisaje, las líneas del río, los árboles, la vegetación, el sol y algunos trazos de nubes. No había mucho más.

Cuadro de Daniel Diotti
(click en el cuadro para agrandar)
Comenzó a mezclar los colores. Miró nuevamente el paisaje para ver cuáles necesitaba. Celestes para el cielo, diversos tonos de verdes para los árboles y arbustos, marrones y celestes para el río. Pero algo no estaba bien con el color del Sol. Se lo notaba extraño. Era el modelo vivo del cuadro, y se lo veía incómodo, como si tuviera reparos en posar desnudo para el artista.


2016-03-19

“De cómo contar los cuentos”, taller de narración oral de Marta Lorente

Se trata de un laboratorio-taller continuo, un espacio de supervisión de repertorio, búsqueda y perfeccionamiento, dirigido a todo aquel que esté interesado en hacer de una historia, una historia bien contada.

Marta LorenteEl taller se denomina “De cómo contar los cuentos” y arranca el próximo mes de abril. La docente a cargo, Marta Lorente, cuenta con un currículum que avala la calidad de los contenidos. La hemos visto en acción en el espectáculo unipersonal de narración de cuentos que brindaba en el living de su casa, y podemos asegurar que sabe lo que enseña. También damos fe de que es una excelente cocinera, ya que luego del show de cuentos narrados sabía deleitar a sus invitados con una cena maravillosa.

Los contenidos del taller son los siguientes:

2016-03-05

Mujeres extraordinarias: Amelia Earhart

Les contamos la historia de Amelia Earhart, una aviadora y escritora estadounidense que se hizo famosa por ser la primera mujer en sobrevolar el Océano Atlántico en una avioneta.


Amelia Earhart y su Lockheed L-10E Electra NR 16020
Amelia Earhart y su Lockheed L-10E Electra NR 16020
Después del viaje de Charles Lindbergh a través del Atlantico en 1927, la aristócrata Amy Phipps Guest expresó interés en ser la primera mujer en volar a través del Océano Atlántico, para lo cual se compró una avioneta Fokker F.VII. Pero la familia de Amy presionó para que no iniciara esa aventura, dados los grandes peligros que conllevaba. Por lo tanto, la aristócrata debió limitarse a apadrinar el proyecto, sugiriendo que se encontrara a "otra chica con la imagen correcta" para llevar a cabo la proeza y demostrar que volar no era sólo cosa de hombres. Mientras estaba en su trabajo, un tarde de abril de 1928, Amelia Earhart recibió una llamada del Capitán Hilton H. Railey, quien le preguntó simplemente: ¿te gustaría volar el Atlántico?


Los coordinadores del proyecto (entre los que se incluía al publicista y editor de libros George P. Putnam) entrevistaron a Amelia y le pidieron que acompañara al piloto Wilmer Stultz y al copiloto/mecánico Louis Gordon en el vuelo, nominalmente como pasajera, pero con la tarea de mantener la bitácora del vielo. El equipo partió de Trespassey Harbor, en Terranova y Labrador. en la avioneta de Amy Guest, y aterrizó en Burry Port, Gales, exactamente 20 horas y 40 minutos más tarde. Dado que la mayor parte del vuelo se hizo por instrumentos y Amelia no contaba con entrenamiento en este tipo de pilotaje, no estuvo en los mandos del avión. Cuando la entrevistaron, luego del aterrizaje, dijo que "Stultz hizo todo el pilotaje; tuvo que hacerlo. Yo era sólo equipaje, como una bolsa de papas", y agregó: "Tal vez un día lo intente por mí misma".


 
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