2016-08-28

El misterio del abejorro

Los científicos decían que el abejorro no podía volar, por que el tamaño de su cuerpo era un muy grande en relación con el tamaño de sus alas. Pero el simpático abejorro se ríe de las leyes de la aerodinámica y vuela igual.



El abejorro volando
Aunque le digan que no
puede,él vuela igual

Allá por el año 1934, el entomólogo francés Antoine Magnan escribió el libro Le vol des insectes (El vuelo de los insectos) en donde establecía con estrictos fundamentos científicos que los insectos no pueden volar. Para ello contó con la ayuda de un ingeniero, también francés, llamado André Sainte-Lague, famoso por enunciar el mito del vuelo del abejorro:

"Según las leyes de la aerodinámica, el abejorro no puede volar. El peso de su cuerpo no está en la proporción correcta con el ancho de sus alas. Ignorando estas leyes, el abejorro vuela de todas maneras".

Uno se imagina a los dos científicos franceses observando una y otra vez cómo el abejorro levanta vuelo y diciéndole: "deja de desafiar a la ciencia, ¡no puedes volar!".


En una publicación de la revista Axxón (no es una publicación científica, sino más bien de ciencia ficción, pero para el caso sirve igual) se explica el error de los franceses, aclarando que estos dos científicos analizaron las características del abejorro como un modelo estático, mientras que el diseño de un insecto en vuelo no es una situación estática, sino dinámica. En la revista comparan la situación con la de una bicicleta: cuando está quieta, las dos ruedas de la bicicleta no le dan la estabilidad necesaria para que se quede parada. Pero cuando está en movimiento, la bici se queda derechita, derechita.

Oruga con alas
"Miren, soy una mariposa"
La explicación científica es un poco más extensa, pero en estas páginas no nos interesa profundizar en el campo de lo científico. Para eso están cráneos como el doctor Fernando Minotti, del departamento de física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, que demostró matemáticamente que el remolino que hacen las alas de los insectos es lo que les da la sustentación que necesitan para andar volando.


Minotti es lo que Dolina definiría como un auténtico "refutador de leyendas". Quienes preferimos maravillarnos con la imposible, insistimos en creer que el abejorro vuela simplemente por que nadie le dijo que no puede.

La moraleja es que en muchas situaciones de nuestras vidas debemos hacer como el abejorro: cuando nos digan que no estamos capacitados para hacer algo, simplemente ignoremos los argumentos que justifican esa incapacidad, y hagámoslo de todas maneras.

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