El cuento “La gota de agua que no quería perder su ‘individualidad’” pertenece al escritor mexicano Amado Nervo, a quien se califica como un prosista de gran simplicidad y eficacia, a la vez que una de las figuras más destacadas del movimiento modernista mexicano. Para nosotros es, simplemente, autor de muchas hermosas obras literarias.
A continuación transcribimos el cuento completo de Don Amado, para luego dar nuestras opiniones sobre el mismo:
Por la noche, en el verano, a partir de las doce pueden regarse los tiestos.
Se supone que a las doce –y se supone mal– nadie pasará ya bajo los balcones enmacetados de Madrid; pero si pasa, y ex abrupto un riego helado cae sobre su cabeza, ni tiene derecho a quejarse, ni vale la pena, porque el agua, aun así, es bienvenida en pleno agosto.
Las flores, “por su parte”, es indecible lo que gozan con ese riego nocturno, cuya frescura se perpetúa, sobre todo en los balcones de Luis, que miran al Poniente, hasta bien entrada la mañana.
El otro día, a las doce, sobre el pétalo aterciopelado de una rosa, como sobre la tela de un estuche, radiaba aún una gruesa gota de agua. Había pasado allí buena parte de la noche, fresca por excepción, dejándose penetrar por la luna.