Inventamos un nuevo género literario y lo llamamos "trabapoesía". Se trata de de una mezcla entre poesía y trabalenguas.
Estos poemas son ideales para leer lo más rápido que se pueda. De esta forma practicamos la dicción y nos ayuda a prepararnos cuando tenemos que recitar algo delante de toda la clase.
También son fáciles de escribir: se trata de reunir todas las palabras que se pueda encontrar con una misma rima y usarlas para redactar una historia.
El pato ingrato
El pato mulato
se ató su zapato
cuando pasó un rato
se sintió un poco flaco.
Usó todo su olfato
y pudo hallar un boniato
pero para ser sensato
era mucho carbohidrato.
Se sintió un mojigato
cuando le pidió un dato
a aquel peludo gato
sobre un rico plato.
El manjar no era barato
tuvo que ser insensato
para el mozo no fue grato
no ver propina en el plato.
Escuchá la narración:
El oso precioso
Teodoro, el gran oso
era uno muy famoso
no sólo por amistoso
sino, claro, por ocioso.
Era también muy goloso
yendo tras un helado cremoso
sin mirar se cayó a un foso
se levantó de allí baboso
con el pelaje muy mohoso
pero él era tan mañoso
que salió de abajo airoso.
No podía estar más ansioso
para volver a quedar fabuloso.
Sin parecer un chismoso
preguntó la dirección nervioso.
Un hombrecito chistoso
le indicó el camino al oso.
El sendero era brumoso
pero al fin llegó el curioso
a un spa de lo más lujoso
para sacarse lo fangoso.
El grandote estaba deseoso
de no verse ojeroso
volvió al hogar oloroso
¡Ay, qué oso tan hermoso!
Escuchá la narración:
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El pato ingrato
El pato mulato
se ató su zapato
cuando pasó un rato
se sintió un poco flaco.
Usó todo su olfato
y pudo hallar un boniato
pero para ser sensato
era mucho carbohidrato.
Se sintió un mojigato
cuando le pidió un dato
a aquel peludo gato
sobre un rico plato.
El manjar no era barato
tuvo que ser insensato
para el mozo no fue grato
no ver propina en el plato.
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El oso precioso
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no sólo por amistoso
sino, claro, por ocioso.
Era también muy goloso
yendo tras un helado cremoso
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se levantó de allí baboso
con el pelaje muy mohoso
pero él era tan mañoso
que salió de abajo airoso.
No podía estar más ansioso
para volver a quedar fabuloso.
Sin parecer un chismoso
preguntó la dirección nervioso.
Un hombrecito chistoso
le indicó el camino al oso.
pero al fin llegó el curioso
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El grandote estaba deseoso
de no verse ojeroso
volvió al hogar oloroso
¡Ay, qué oso tan hermoso!
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