2018-04-26

La alegoría de la caverna, de Platón

El filósofo griego Platón creó la alegoría de la caverna (también llamada incorrectamente mito de la caverna) para explicar, mediante una narración, la situación en la que se encuentra el ser humano en relación al conocimiento. Leamos primero un resumen de la narración, y luego la explicación.


Alegoría de la caverna de Platón
Unos hombres se encuentran prisioneros en una caverna. Están allí desde su nacimiento, atados con cadenas que los sujetan del cuello y de las piernas, de forma tal que únicamente pueden mirar hacia la pared del fondo de la caverna y no pueden ni siquiera girar la cabeza. Detrás de ellos se encuentra un muro seguido por un pasillo y, un poco más lejos, una hoguera siempre encendida. Más atrás está la entrada de la cueva que la comunica con el exterior.


Por el pasillo junto al muro circulan hombres que llevan consigo diversas cosas: vasijas, figuras de animales, etc.. Las sombras de estas cosas, por causa de la luz de la hoguera, se proyectan en la pared del fondo de la cueva, donde los prisioneros las pueden ver. Los hombres encadenados consideran como verdad, como realidad, a las sombras de los objetos, debido a que es lo único que han visto desde su nacimiento, y no saben qué es lo que realmente ocurre detrás del muro.


Si uno de los prisioneros fuera liberado y se situara del lado de la hoguera, vería una nueva realidad, pero seguramente ésta le daría miedo, debido a que la luz de la hoguera le lastimaría los ojos, acostumbrados a ver únicamente sombras. Si a este prisionero se lo obligara a salir de la cueva, inicialmente se quejaría de la luz del sol que irrita sus ojos, pero tiempo después se habituaría a la luz y podría ver las cosas tal como son: otros hombres, animales, plantas, nubes, astros, etc.; es decir, todo lo identificado con el mundo inteligible.


Si el prisionero que fue liberado volviera luego a la caverna, tendría dificultades para ver, puesto que sus ojos estarían adaptados a la luz del sol. Y despertaría las burlas de sus compañeros si les dijera que su experiencia fuera de la caverna -lo que Platón llama la ascención- le había gastado los ojos.

(Clic aquí para ver el texto completo de la alegoría)


Explicación

La alegoría de la caverna establece la diferencia entre el mundo sensible y el mundo inteligible. Lo que ven los prisioneros dentro de la cueva pertenece al mundo sensible; es decir, aquél que percibimos a través de los sentidos. Éstos a veces pueden hacer que nos equivoquemos y tengamos por verdad algo que no lo es.

Mundo sensible y mundo inteligible
El exterior de la cueva es el mundo inteligible, con el sol como representación del bien. Para llegar a conocer el bien hay que evolucionar desde el mundo sensible e ir más allá. Es decir, dejar las tinieblas de la ignorancia de la cueva y acostumbrarnos a la luz de la verdad.

Platón concluye la alegoría planteándose si el alma, viniendo de vidas más luminosas, se encuentra oscurecida por falta de hábito a la oscuridad, o si, llegando de mayor ignorancia a una mayor luz, está deslumbrada por un excesivo fulgor.

Fuente: Wikipedia.


 
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