Entre las muchas historias para niños de Roald Dahl, Charlie y la fábrica de chocolates es su obra más destacada. Trata sobre un fabricante de golosinas que abre su fábrica mágica a cinco afortunados niños para que la recorran de punta a punta. A continuación, los hechos que motivaron a Dahl a crear esta obra y a definir a su personaje más carismático: Willy Wonka.
Mientras escribía la historia, Dahl afrontó dos eventos trágicos que lo influyeron notablemente. El primero fue en 1960, año en el cual su hijo pequeño tuvo un accidente automovilístico y sufrió importantes lesiones en la cabeza. En ese entonces, Dahl ya había comenzado a escribir Charlie y la fábrica de chocolates, pero debió dejar la obra en suspenso durante 18 meses para concentrarse en la invención de una válvula que aliviara la acumulación de líquido en el cerebro de su hijo (llamada válvula de Wade-Dahl-Till). Dos años más tarde, la hija de siete años de Dahl murió de encefalitis causada por el virus del sarampión.
Fue en la creación de Willy Wonka que el amigo íntimo y biógrafo de Dahl, Donald Sturrock, vio la influencia que estos dos eventos tuvieron sobre él, especialmente cuando estaba ayudando a su pequeño hijo. "Este sentido de la magia, el genio del inventor, se refleja muy claramente en Willy Wonka", dijo Sturrock, "y también esa sensación de una personalidad realmente fuerte y dominante, capaz de superar cualquier cosa. Creo que sirvió para definir la personalidad de Wonka, y cuanto más se sabe acerca de las circunstancias difíciles de la vida privada del autor mientras escribía el libro, más comprensivo y extraordinario se vuelve Wonka".
Afortunadamente, muchos otros elementos del libro de Dahl están inspirados en eventos más felices. El escritor era un amante empedernido del chocolate y de los dulces. Creció siendo un probador de chocolates. Incluso antes, en su infancia, Dahl recordaba los días en que miraba fijamente la ventana de una tienda local de dulces y admiraba las pilas de dulces que se exhibían. ¿Su favorito? El polvo efervescente (fizz) impregnado en regaliz.
"Chupas el polvo efervescente a través de la pajilla y cuando terminas, te comes el regaliz", recordaba Dahl. "El polvo burbujea en tu boca, y si sabes cómo, puedes hacer que la espuma blanca escape de tus fosas nasales".
De las compañías de dulces que lideraban el mercado durante la juventud de Dahl, estaban Cadbury y Rowntree. La competencia era tan feroz entre ellas que cada una destinó espías para revelar los secretos comerciales de la otra; un sorprendente argumento de la vida real reflejado en el libro de Dahl.
En la época en que Dahl estaba criando a sus propios hijos, observaba cómo las grandes corporaciones de golosinas se estaban tragando a las compañías locales de dulces que tanto amaba. Utilizando personajes antagónicos como el Sr. Slugworth, el Sr. Prodnose y el Sr. Fickelgruber -espías y saboteadores que intentan robar las recetas de Wonka- Dahl expresó su desdén por estas empresas y su producción industrial de dulces. Con la ayuda de los Oompa Loompas, Wonka puede mantener intactos sus secretos de caramelo y finalmente ofrecer a su aprendiz más honesto y de mejor comportamiento, Charlie Bucket, las llaves de su fábrica.