Louisa May Alcott fue una escritora prolífica y versátil, creadora de una obra tan vasta como diversa en cuanto a géneros. Los cuentos de Louisa May Alcott alcanzaron un éxito abrumador con “Mujercitas”. Antes de eso, Louisa se desempeñó como enfermera en la guerra civil norteamericana (o guerra de secesión), hecho que la marcó decididamente y le permitió encontrar su voz literaria, la cual usó para escribir muchas historias. En su libro “Escenas de la vida de un hospital” (“Hospital Sketches”), Louisa vuelca sus ideas en favor de la abolición de la esclavitud, además de poner en evidencia su profunda fe religiosa.
Ilustración de “Hospital Sketches” |
Inmediatamente Faith logra ver que Bob, a quien ella llama Robert porque no tiene apellido (por propia elección), oculta un secreto:
“... el hombre no estaba meditando sobre algún pequeño agravio; parecía ver un hecho absorbente o una fantasía grabada en la pared, que estaba en blanco para mí. Me pregunté si era un profundo error o dolor ... ”
Faith se interesa por él y se da cuenta de que, a pesar de la fea herida en su rostro, hay una particular “belleza” en él.
A medida que el capitán rebelde comienza a transitar el camino hacia su recuperación, Bob hace conocer sus intenciones. Cuando Faith duerme, deliberadamente cierra la ventana que había estado abierta para dar aire fresco al capitán. Bob tenía la intención de que la habitación se calentara y adormeciera a Faith, para poder matar al capitán. Faith despierta antes de que Bob pudiera completar la tarea, pero el escenario ya estaba listo. La puerta estaba cerrada, él tenía la llave y tenía a Faith en su poder.
Faith intenta convencer a Bob de que abandone su plan. Bob esperaba que el capitán muriera por su cuenta, pero al ver que ésto no ocurría, planea terminar el trabajo con sus propias manos. En un intento por desviar la atención de Bob y mantenerlo ocupado, Faith usa su ingenio para descubrir la razón: el capitán, conocido por Bob como “Marster Ned” era su hermano, y había raptado y envenenado a su esposa, Lucy. En un delirio inducido por la fiebre, Marster Ned había dicho que Lucy había cometido suicidio.
El miedo de Faith se convierte en compasión hacia Bob, pero ella sigue decidida a evitar el asesinato. En un momento dado, Bob determina que el capitán no estaba sufriendo lo suficiente por sus crímenes contra Lucy y lo toma por el cuello. ¿Qué haría ella para detenerlo? “Un arma que yo tenía, una lengua, era a menudo la mejor defensa de una mujer; y la compasión, más fuerte que el miedo, me dio el poder para usarla”.
Ella usó entonces su arma para convencer a Bob de que Lucy estaba viva.
“¿Crees que si dejo que Marster Ned viva, el Señor me devolverá a mi Lucy?”
“Tan cierto como que hay un Señor, la encontrarás allí o en el hermoso más allá, donde no hay ni negro ni blanco, ni amo ni esclavo”.
La profunda fe de Louisa en la vida después de la muerte inyecta esperanzas en esta historia, tal como en todos los cuentos de Louisa May Alcott en donde aparece involucrada la muerte. Faith cree que la muerte no es el final sino un pasaje hacia una vida más hermosa. Su creencia convence a Bob de que también debe pensar en su alma eterna, ya que si comete un asesinato, se le prohibirá esa hermosa vida conocida como el Cielo donde Faith cree que Lucy estará, si de hecho ella estuviera muerta.
Louisa May Alcott |
La justicia se lleva cabo cuando Bob se encuentra con su hermano, Marster Ned, en el campo de batalla, donde finalmente logra matarlo en medio del fragor de la batalla. En la mente de Louisa, él puede vengarse legítimamente sin poner en peligro su vida futura en el Cielo.
Faith y Bob se encuentran nuevamente, mientras él está muriendo a causa de sus heridas. La ternura intercambiada entre ellos es no verbal, pero profunda. Bob, que no tenía apellido, toma el de Faith y se hace conocer como Robert Dane. Es un gesto simple que invita a la reflexión, señalando el vínculo entre ambos personajes. No era un matrimonio y no era legal, pero era una declaración pública al mundo de la relación especial compartida entre dos personas atrapadas en el drama de la vida y la muerte. Era una relación entre un hombre y una mujer, entre dos razas (mulata y caucásica) que trasciende toda propiedad y todo límite.
“Los hermanos” es uno de los cuentos de Louisa May Alcott de mayor riqueza, que demuestra cuán profunda fue la experiencia de la autora en la guerra civil. Al recuperarse de su enfermedad, Louisa experimentó una explosión de creatividad, que comenzó con el trabajo “Escenas de la vida de un hospital” y continuó con cuentos como “Los hermanos”. Ese período fue el inmediatamente anterior a la escritura de “Mujercitas” y a su mayor foco en la literatura infantil.
Fuente: Louisa May Alcott’s Adult Short Stories: “My Contraband”
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