En Halloween suele reinar el terror y el espanto. Pero también hay historias de brujerías que no tienen nada de terrorífico, como esta que estamos a punto de contarte.
Leyendo historietas en vez de jugar |
Una de las paredes de su cuarto tenía una biblioteca de piso a techo llena de revistas. Estaba a punto de reventar, ya no cabía ni una más. Pero Nico siempre quería comprar la última que salía a la venta.
Tanto se metía en su mundo de fantasía que no se daba cuenta de que no tenía amigos. No jugaba con nadie en la plaza, ni en el recreo del cole, ni en los cumpleaños… Simplemente se quedaba en un rinconcito leyendo alguna de sus historias.
Un día, como tantos otros, estaba leyendo una revista en el patio del cole durante el recreo, cuando un reflejo en sus ojos lo obligó a levantar la vista. Eran dos compañeros del grado que estaban jugando a ser superhéroes y uno de ellos tenía una espada con piedras que había reflejado el sol en dirección a él.
Nico no podía creer que esos chicos estuvieran imitando a sus héroes favoritos. Tenía que jugar también. Conocía todas las estrategias, armas y trucos de esos personajes, pero… había un problema… Nico no conocía ni los nombres de sus propios compañeros de clase. No podía recordarlos por más que hiciera mucha fuerza.