Nadie es profeta en su tierra.
Es común que se le dé más importancia y valor a las cosas que dice alguien que viene de afuera, que a las que dice alguien cercano o conocido.
No hay mal que por bien no venga.
Las cosas ocurren por una razón, sin importar lo malas que parezcan. Hasta en la peor desgracia siempre hay algo positivo para rescatar.
No le busques la quinta pata al gato.
No pierdas tiempo en averiguar algo que a las claras es imposible o inexistente.
No todo lo que brilla es oro.
No nos dejemos engañar con promesas falsas o ilusiones vanas.
Ojos que no ven, corazón que no siente.
A veces es conveniente que una persona no vea las cosas tal como son, para que no sufra.
Perro que ladra no muerde.
Las personas que se muestran muy agresivas, con gritos o palabras fuertes, habitualmente no toman acciones de acuerdo a lo que dicen.
Quien bien te quiere te hará llorar.
Es común que las personas más cercanas nos hagan sufrir, por que saben lo que nos conviene aún más que nosotros mismos.
Sabe más el diablo por viejo que por diablo.
El conocimiento que da la experiencia y la edad es el más valioso.
Sarna con gusto, no pica.
Cuando sufrimos las consecuencias de haberla pasado bien (por ejemplo, un dolor de cabeza por la mañana ocasionado por una noche de mucha diversión), no debemos quejarnos.
Siempre hay un roto para un descosido.
Las personas con defectos se acompañan y complementan entre sí.
Sobre gustos no hay nada escrito.
A todos nos gustan cosas distintas, por eso no hay que juzgar los gustos de los demás ni compararlos con los gustos propios.
Soldado que huye, sirve para otra guerra.
Ante un inminente fracaso, a veces conviene darse por vencido y abandonar, de forma tal de guardar las energías para el siguiente desafío.